Con fibromialgia y en las manos de Dios

En el 2003 murió mi papá. Fue un golpe muy fuerte, pues no pude verlo porque yo vivía en otra ciudad y mi esposo estaba muy enfermo. A los 5 meses murió mi esposo y mi dolor fue doble. Perder a los 2 hombres que más amaba en mi vida al mismo tiempo desencadenó una tristeza muy profunda en mi.

Al poco tiempo de esto me empezaron dolores en varios sitios de mi cuerpo. Consulté al médico y me mandó medicamentos para el dolor, pero seguí igual. Fui donde una osteópata y con agujas me calmó el dolor, pero un tiempo después volvieron a aparecer. Más medicamentos y muchos exámenes, pero todos salían normales… A raíz de esto me hicieron la prueba de los puntos y todos me dolían. Gracias a Dios tengo un buen médico que entiende cómo me siento y trata de ayudarme. Cuando tengo las crisis me medica con gotas y pastas de la medicina natural.

Hasta ahora no he necesitado de otro médico, se presentan otros síntomas como migraña, problemas digestivos, insomnio, pero con la medicación voy pasando cada episodio. Sé que es difícil sobrellevar esta enfermedad, pero a mí me ha ayudado mi fe en Dios. El es el soporte de mi vida pues sin su ayuda no habría podido llevar estos 10 años con la fibromialgia, además de haber puesto en mi camino al Dr. Héctor Gomez, quien no se ha dado por vencido y cada vez que voy con un síntoma diferente él hace todo lo posible por ayudarme.

A quienes padecen esta enfermedad les digo que aunque sé que es muy difícil; se pongan en las manos de Dios, sean positivas, no se dejen vencer; porque Dios no nos da pruebas más grandes de las que podemos soportar y todo lo que hace en nosotros es con un propósito. Dios los bendiga.